EL ARTISTA
El cine mudo, con su encanto y belleza artística, representa la
esencia del cine. Su lenguaje son las imágenes, subrayadas por un despliegue
del cuerpo de los actores que con su mímica van transmitiendo el clima
situacional. Las pocas palabras que se intercalan no tienen el discutible valor
de los subtítulos contemporáneos, sino el romanticismo de un complemento
estético de la belleza que transcurre en la pantalla. El cine mudo no es por lo
tanto un arte deficitario, incompleto, primitivo, sino un estilo, un
posicionamiento erótico, una apuesta ética.
Michel Hazanavicius, director, actor
y guionista francés, conocido internacionalmente por ser el creador de la
película El Artista, donde se va a suscitar una batalla
entre el cine sonoro y el cine mudo, en la cual va a triunfar el cine sonoro
que conquisto a miles de espectadores que reemplazaron los gestos por las
voces. Aunque desde los mismos albores del cine se había pretendido
darle sonido a las imágenes del cinematógrafo, el gran reto para los
investigadores fue la sincronización del audio con los movimientos. Lograda
esta sincronía, en particular por el ingeniero estadounidense Lee de Forest, el
cine pudo hablar y definitivamente dejó atrás a la época silente, para 1930,
las películas mudas eran parte del pasado.
Sin embargo El Artista es una de tantas películas que conquistan y atrapan al espectador por su mezcla de melancolía, ingenuidad y delicadeza, sin dejar de lado la fantástica pareja protagónica incluido el perrito que acompaña al protagonista en todo momento, quienes nos trasladan hacia un mundo mágico de dos colores blanco y negro.
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